Notas

Gobernador Castro: Cuna de las frutas deliciosas

A 25 km de San Pedro, formando parte del partido, se encuentra  la localidad de Gobernador Castro. Contiene parajes rurales que han quedado detenidos en el tiempo  conservando toda la sencillez de la gente de campo: paraje de Rolfo, Espinillo, La Bolsa y Vuelta de Obligado.

En el Km 180.5  de la Ruta Nº 9 Castro  invita a recorrer, a andar despacio para no alterar el ritmo tranquilo de sus calles, de sus siestas y fundamentalmente respirar el aire puro con aroma a frutas.

Hablar de los comienzos de Castro es recordar cuando el primer tren llegó con sus aires de progreso  y ante las exigencias de un medio de transporte tan masivo se levantó la estación de ferrocarril que como todos sabemos hoy ya no funciona ni forma parte, más que en el recuerdo de esta pequeña localidad.

Un paraje chico pero con un corazón grande, como lo fue el del Dr. Emilio Castro quien donó las tierras para la estación allá por 1878 de ahí que lleve su nombre.

Un pueblo acostumbrados a ver pasar a los trabajadores "golondrina" que en épocas de cosecha van y vienen, dejando su acento en las callecitas de tierra que no se quejan de las pisadas extrañas.

Tierra rica, abundante, dónde es tan importante el invierno como la primavera, porque para ellos cada estación significa sembrar y cosechar, cítricos, batatas, zapallitos, cosecha de granos finos y gruesos (maíz, soja,girasol, trigo, etc,). Los duraznos son sin dudas su capital más preciado, aunque el avance de la agricultura extensiva y rentable haya provocado el desmonte de las deliciosas nectarinas.

Típico poblado de la campaña bonaerense con su almacén de ramos generales, el club social  que aún sigue en pie resguardando anécdotas y secretos de amores, peleas, acercamiento, crecimiento, debates, acuerdos y desacuerdos y especialmente dónde se llevaron a cabo varias fiestas y certámenes del durazno.

Gracias al esfuerzo de muchos jóvenes se pudo concretar en 1991 la primera exposición, todo un acontecimiento en un pueblo acostumbrado al silencio de las tardes de verano y las noches silenciosas donde sólo los grillos y las ranas irrumpían acaloradamente.

Conocer el Museo de la tecnología agropecuaria, que resguarda celoso el paso del tiempo marcado en las huellas dejadas por aquellos que labraron la tierra cuando todavía un apretón de mano era garantía y no hacía falta más, es no echar al olvido tiempos pasados.

Gobernador Castro espera  para compartir, para ofrecer generoso sus platos artesanales, sus productos típicos.

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